Si pensabas que el tiramisú era solo cosa de café y cacao… error garrafal, amiga mía. Hoy te traigo mi versión sin lactosa y con fresas, que es como la prima glamurosa del tiramisú de toda la vida, pero con vestido de gala y perfume de primavera. Es un postre fácil, rápido y que tiene ese “wow factor” que hará que tus invitados se peleen por la última cucharada (literalmente).
Ingredientes
- 300 g de fresas frescas
- 250 g de bizcochos de soletilla sin lactosa
- 250 g de queso crema sin lactosa
- 200 ml de nata para montar sin lactosa
- 100 g de azúcar
- 100 ml de leche o bebida vegetal
- 2 cucharadas de azúcar glas
- Unas hojitas de menta (para postureo… y frescura)
Preparación
- Lava y corta las fresas en láminas finas. Reserva unas cuantas bonitas para decorar (no vale comérselas “por si acaso”).
- Monta la nata con el azúcar glas hasta que quede bien firme.
- En otro bol, mezcla el queso crema con el azúcar normal hasta que quede suave.
- Incorpora la nata montada a la mezcla de queso con movimientos envolventes, como si acunaras a un bebé muy delicado.
- Empapa ligeramente los bizcochos en leche o bebida vegetal (solo un chapuzón rápido, nada de ahogarlos).
- Monta el tiramisú en capas: bizcocho → crema → fresas → repetir hasta llenar el molde.
- Deja reposar mínimo 4 horas en la nevera (sí, hay que esperar… la paciencia es parte de la receta).
Consejillo final
Si quieres un toque extra puedes triturar algunas fresas con un poquito de azúcar y echar la salsa por encima justo antes de servir. No me hago responsable si desaparece en menos de 10 minutos.
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